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sábado, 29 de octubre de 2011

Iglesia Stella Maris de Carrasco.ENSAMBLE-CAMPODÓNICO "La clave está en crear un producto universal" "Campo CAMPODONICO-

Ensamble Vocal Buenos Aires, coro de cámara ofrecerá concierto en MVD el 11 noviembre 19 hs en la Iglesia Stella Maris de Carrasco.
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CAMPODÓNICO
"La clave está en crear un producto universal"
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"Campo" es el proyecto personal de Juan Campodónico, el gurú uruguayo del sonido Bajofondo. Es también el productor más influyente del país pero ahora dedicará la mayor parte de su tiempo a su primer disco propio.

Lanzado dentro de la saga de Bajofondo -el colectivo que cofundó junto a Gustavo Santaolalla- el disco estará a la venta a mediados de este mes y el 30 de noviembre tendrá su presentación oficial en la sala Lorente. La mezcla, el desprejuicio, la búsqueda de la belleza a través del contraste de estéticas y ritmos diversos, dan como resultado una nueva lectura de varios géneros musicales de Sudamérica. Postergado durante años, por la gran actividad de Campodónico, finalmente estos ambiciosos surcos ven la luz. Y eso es Campo: la creación de un investigador del sonido, que se atreve incluso a generar una cumbia electrónica interpretada por una cantante de jazz sueca. Lo imposible se vuelve posible bajo su lupa.

Alejandra Volpi

- ¿Cuál es la importancia del desprejuicio en la música?


- El tango nació en los burdeles, originalmente tenía una forma muy rústica y eso fue cambiando. Por suerte hubo gente poco prejuiciosa, de lo contrario hubiera quedado ahí. El hip hop lo mismo, viene de los barrios duros de Nueva York y Los Angeles, y hoy en día está integrado. A veces la música es más poderosa que su propio marco social. Este disco demuestra que la belleza está en todos lados, lo importante es darse cuenta donde está y ponerla en un contexto en el que pueda apreciarse. Con Bajofondo retomamos los gestos del tango que eran cosas propias de generaciones anteriores. Me di cuenta, a modo personal, que si no intentaba recuperar el género y decirlo a mi manera, por lo menos yo iba a dejar de lado una riqueza enorme. Y si no lo hacíamos nosotros acá en el sur, ¿entonces quién?

- ¿Hay una límite en ese desprejuicio? ¿Incluir cumbia significa un riesgo para un músico de tu perfil?

- Es una música que ha sido marginada y asociada a determinado sector social. El tango y el hip hop también vienen de barrios bajos, pero eso no tiene nada que ver con la calidad ni con lo que se pueda desarrollar con ellos. Para mí todo es interesante como investigador de la música, yo escucho cumbia villera, y aunque no me encanta la puedo entender como la foto de un paisaje y de una situación cultural. La música es una radiografía de lo que pasa en la sociedad. Un género tan agresivo como la cumbia villera es difícil de encontrar y si lo ponés en otro contexto hasta podés decir `¡qué lindo este ritmo!` No necesariamente tenés que comprarte todo el paquete.

-Tu trabajo con Gustavo Santaolalla ¿ha sido un posgrado en producción?

-Debuté como productor en 1998 con Frontera de Drexler y Solo de noche de No Te Va Gustar. Pero conocí a Santaolalla estando en el Peyote Asesino y fue una gran inspiración verlo trabajar. Desde que nos produjo, para mí fue como estar en la universidad. Fue una escuela, es un gran artista y un gran generador. ¡Qué distinta sería la música rioplatense sin él! Tuvo que ver con muchas de las cosas que suenan ahora. Hizo aportes fundamentales desde sus grupos de fines de los 60` hasta cómo logró internacionalizar a La Vela Puerca, por ejemplo.

-Algo comparable con el cambio que promoviste en el Cuarteto de Nos. ¿Cuál es la clave para lograr un éxito así?

-Cada proyecto es una lección de música, porque hay un código que aprender. Tenés que entender al artista bien para poder aportarle ideas y traerlo a otros lugares. La clave es sacar lo mejor de la situación y que la música resultante sea lo más universal posible. El secreto es la universalidad, que tu trabajo no sólo sea entendido por tu mamá y tu hermana, sino también por los de tu barrio, los de tu ciudad, los de la ciudad de al lado y los del país de enfrente.

-¿Eso hace que un trabajo funcione desde el punto de vista comercial?

-Todo es comercial. Yo diría que eso hace que sea más comunicativo. El éxito se puede medir en relación a lo que uno se propuso. Si querías hablarle a toda América Latina sobre la conciencia política y te salió Calle 13 sos exitoso. Pero no hay una fórmula. Hay una parte técnica, que es cómo está construida la música en sí, y otra que tiene que ver con la logística y la psicología, ¡porque a veces me encuentro con un artista que está medio bloqueado! Un productor tiene que poder ver la película de afuera y advertir qué es lo que se puede mejorar.

-Cuando empezaste a elaborar la metamorfosis del Cuarteto, ¿a qué apuntaste?

-Yo empecé a trabajar con ellos porque era fan de la banda. Los iba a ver cuando tocaban en la Alianza Francesa en el `86. En aquel entonces yo pensaba `¡me encantaría tocar la guitarra eléctrica con ellos!`, no pasaba de ahí. En el 2000 empezamos a trabajar y fue muy entretenido, me parecen unos cancionistas de nivel superior que logran escribir unas canciones únicas, imposibles, irrepetibles. Básicamente los ayudé a reinventarse, porque si querés seguir siendo artista por tantos años tenés que salir con algo nuevo. Podés repetir una fórmula pero se va a volver aburrido, sobre todo para vos mismo. Ese fue mi aporte: lograr inquietarlos.

-¿Qué se puede adelantar del sucesor de Bipolar (que ya está en proceso de grabación)?

-Será un disco redondito y la síntesis de todas las ideas del grupo en este período. Vendrá a cerrar la trilogía iniciada con Raro y a plasmar la reformulación musical del grupo que sumó varios integrantes y perdió a Riki (Musso). También estoy abocado al próximo disco de Bajofondo. Pero dedicaré menos tiempo a producir a otros, porque me está ganando el artista. Llegué a producir cuatro discos por año, lo que para mí es un montón porque soy lento.

-Los recursos tecnológicos hoy permiten infinitas posibilidades. ¿Dirías que facilitan la tarea o la hacen más compleja?

-Todas las herramientas tecnológicas se democratizaron y hoy en su laptop cualquiera tiene un estudio de grabación que en los años `70 valía un millón de dólares. Pero llegar a un nivel artístico sigue siendo igual de complicado. Tenés que darle muchas vueltas a lo que estás trabajando e invertir mucho de tu persona. Eso no cambia y es muy difícil.

-Si hay algo que salta a la vista en Campo es el contraste de sonidos y de estéticas. ¿Esa es la estrategia?

-Sí, la búsqueda es la misma que en Bajofondo. Tratamos de plantear algo nuevo a partir de nuestra propia identidad y eso es lo que se propone Campo, pero conectando cosas que, en primera instancia, están muy lejos entre sí. Una cantante de jazz sueca con una cumbia rioplatense, medio villera, contrastan a tal punto que aflora de modo potenciado la belleza de cada una y ese es el truco del disco. El efecto es igual a cuando viene un extranjero y te hace ver tu ciudad de otro modo.

-Los espectáculos de Bajofondo son muy cuidados también en la puesta escénica. ¿Cómo será en ese sentido la presentación de Campo en Lorente?

-Quiero recuperar el concepto de la caja negra para los shows. No sé por qué se ha perdido. En los recitales está todo a la vista: las luces robóticas, los cables, los fierros… no se aprovecha lo mágico del escenario. Eso me preocupa, no quiero que se vea como que estamos tocando en medio de un cablerío. Busco la conexión con lo poético y para eso estamos trabajando en una escenografía.

-¿Qué tiene que tener un artista para que aceptes producirlo? ¿Por qué aceptaste producir canciones para la modelo Deborah de Corral?

-Lo de Deborah se dio, hay mucho de casual en esto. Hay otras cosas que me gustaría producir. Por ejemplo un disco de El Sabalero, como hizo Rick Rubin con Johnny Cash.

"No lo defino como un proyecto solista: estoy muy acompañado"

Campodónico considera que el álbum no es un trabajo solista, porque contó con la colaboración de una veintena de músicos, entre ellos el elenco estable de Bajofondo. También participaron Martín Rivero, el ex Astroboy, y Pablo Bonilla, que formó parte del dúo Omar y desde hace un tiempo colabora con el colectivo a cargo de los remixes. Jorge Drexler está presente en una de las canciones más bellas, titulada 1987. Es una coautoría entre ambos, que empieza como un chachachá, luego se convierte en un twist y suma guitarras y teclados típicos de los años `80, mientras la melodía recuerda a la trova brasileña.

Campodónico canta sólo un tema, de ahí que repita: "en este proyecto estoy muy acompañado". Acorde a los tiempos que corren y al éxito internacional de Bajofondo, el CD está disponible en formato físico (Bizarro Records), pero también en digital, en las tiendas I-Tunes, Amazon, Spotify y eMusic.

El País Digital
Etiquetas: disco - artista - musica - bajofondo - tambien -
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